martes, 31 de marzo de 2009

Viene Manu Llamas, Finlandia se derrite

Pues sí, porque Manu Llamas se ha estado paseando esta última semana por Finlandia para regalarnos una simpática visita. Aparecieron él y sus circunstancias una fría tarde de miércoles, saliendo de ese tren tan barato que llega desde Helsinki hasta Lappeenranta. Trajo con él un aprovisionamiento de galletas para alimentar a un ejército, provisiones que le durarían incluso en su viaje de vuelta.

Detalles aparte, la visita de Manu por Finlandia ha consistido en enseñarle lo más destacado de este gran país: llegado un miércoles, no podía faltar el llevarle a una sauna, y a una noche de GIGGLING MARLIN por Lappeenranta... lástima que alguien ese día se la enganchara super gorda y no pudiera disfrutar mucho de la noche. Al día siguiente, vuelta por el lago helado, al cual le quedan las horas contadas porque Finlandia ya vive sólo en temperaturas sobre 0, cada día hace menos frío que el anterior, fundamentalmente facilitado por la exagerada cantidad de horas de sol que tenemos, más si cabe después del cambio de hora. Visto el lago, vuelta por los alrededores de Karanko, y por la noche fiesta de disfraces para irse de nuevo al Giggling. La temática de la fiesta esa noche era "Fiesta de Primavera" así apodada por Heini Arola, en la que había que vestir motivos hawaianos y veraniegos, lo cual muy poco o nada tiene que ver con una fiesta de primavera. Cosas de fineses, como siempre.

Llegó el viernes, y Manu no podía irse de Finlandia sin haber pisado Helsinki y su fiesta nocturna. Con lo cual, previo encuentro con Maño y su hermana, recién llegada de España para visitar a su "pequeño hermano mayor", me ocupé de coger las riendas del grupo y hacer un mini tour nocturno por Helsinki, ya que ostento el récord de número de visitas a Helsinki en toda Finlandia. y probablemente en Europa y por extensión en el mundo entero. Por la noche, pimple en el hotel sin personal administrativo ni de ninguna clase (así lo llamo yo), y luego al Sauna Caliente, una famosa discoteca de Helsinki muy al estilo Palacio de Gaviria, sólo que sin ser cutre. Resaltar de esa noche muchas cosas, entre ellas, que al final la discoteca resultó ser el escondite de los negros de toda Finlandia. Los negros dan mucho juego para espectáculos nocturnos, así que al final acabó siendo una noche chic-underground (no sé si esto último significa algo).

Al día siguiente, escapé de Helsinki a las siete de la mañana para venirme a Lappeenranta, mientras el resto del personal se quedaba haciendo otro tour por Helsinki, con lo cual tampoco me acabaría perdiendo mucho. Por los demás días, se sucedieron varias sesiones de cine nocturnas como la A17 llevaba tiempo sin ver, aunque este cuatrimestre sean mucho menos multitudinarias. Por último, le dí otra vuelta turística a Manu por Lappeenranta. La verdad es que probablemente en Viena haya más que ver que en Lappeenranta, pero aún así a cualquier sitio se le puede sacar jugo, y eso hice. Acabé gratamente sorprendido porque otra visita MÁS por Lappeenranta me sirvió para descubrir sitios que no conocía, por ejemplo, la iglesia ortodoxa de Lappeenranta, que ya no es ortodoxa sino que es otra cosa, quizá luterana, quizá no... y quizá ya no sea ni siquiera una iglesia, por reducción al absurdo. Por supuesto, no faltó otra visita a la universidad, que es lo mejor que hay en Lappeenranta y con mucho, después del Giggling Marlin por supuesto, mejorando lo presente. A Manu también le dio tiempo a saborear la carne de reno con su mermelada de frutas silvestres, plato típico finés. Todavía no sé qué le pareció.

Así que nada Manu, gracias por venir, y si eso te vuelves el mes que viene y te traes a alguien.





martes, 24 de marzo de 2009

En Laponia hace frío, pero yo me río

Una vez que el viaje está situado en el post anterior, procede contar lo que sucedió en la excursión y dar algún detalle más. Como dije en el post anterior, el viaje a la ida en tren no se hizo muy pesado, por eso de que teníamos cama, y ocho horas con cama se pasan rápido si uno duerme, como fue el caso (eso sí, después de unos "refrigerios" y unos muses en la cafeta del tren).

Llegados a Rovaniemi, cogimos el coche y nos fuimos a visitar la ciudad: primero, la iglesia de Rovaniemi, que la construyeron casi antes de ayer por la tarde, y por lo tanto no tenía mucho interés. Caminando por allí y por sorpresa apareció ante nosotros... ¡Lordi's Square!. Sí, el famoso grupo de rock resultó que era de Rovaniemi, y al ganar Eurovisión les hicieron una plaza para ellos solos, en la que tienen su pertinente placa, y sus manos impresas, a lo "Hall de la Fama". Otro monumento muy importante de Rovaniemi era el McDonalds más al norte del mundo, que hace las delicias de los turistas literalmente. Con nosotros no hicieron negocio, eso sí.

Comimos, y volvimos a coger el coche para irnos a Santa Klaus Village, a 3 kilómetros de Rovaniemi, donde vive Papá Noel y por la que pasa el círculo ártico. Pagar 25€ por ver a Papá Noel pues como que no procedía, así que nos limitamos a deambular por la zona y a hacernos fotos estúpidas, como esta en la que salimos Juande y yo. Una vez visitado el sitio, fuimos a coger la llave de la primera cottage, y para allá que nos fuimos. Para los no iniciados, una cottage es una casa pequeña de campo, normalmente a orillas del lago, con su correspondiente sauna. Eso sí, de las tres cottages en las que estuvimos, sólo dos tenían agua corriente, lo cual en realidad no tiene nada de raro. Por eso, el procedimiento para obtener agua era sencillo: coger nieve de fuera, y hervirla para poder fregar cacharros, lavarse, o para echarla sobre las piedras de la sauna.

No podíamos irnos de Laponia sin haber hecho un agujero en el lago helado, así que ya la primera noche nos dedicamos a hacer uno. Sin embargo, todos nuestros esfuerzos resultaron infructuosos, porque a pesar de que hicimos un agujero de medio metro, no llegamos al agua del lago, lo cual era bastante indicativo del frío que había hecho días anteriores. Echada la noche en la cottage, al día siguiente tocaba safari de huskys cerca de la zona. La actividad la organizaba el "Husky Team", o así se hacían llamar unos cuidadores de huskys que se dedicaban a hacer safaris para los interesados, en este caso nosotros. Para mí esto fue lo mejor del viaje. Mención especial a los huskys que tiraron del trineo que conducíamos Juande y yo, que tenían la fuerza de un toro, especialmente los dos negros de detrás.


Una vez hecho el safari de huskys, en el que nos dieron de comer salchichas y té lapón, nos fuimos a por la llave de la siguiente cottage. En esta segunda cottage sí hubo agua corriente, con lo que sólo calentamos nieve para la sauna. Al día siguiente, tocaba día de esquí en el resort de Levi, que estaba a menos de una hora de allí. Me convencieron para hacer snowboard, y puedo decir sin peligro a equivocarme que fue unos de los más grandes errores que he podido cometer en mi vida. Después de casi reventarme una rodilla, y de hacerme una simpática caminata de 3 kilómetros con las botas y tabla de snow a cuestas, pude cambiarme a esquí, y la cosa fue mejor. Lástima que el sitio estuviera un poco mal pensado, por eso de que las pistas azules estuvieran conectadas entre ellas por pistas rojas y negras, poniéndoselo un poco más difícil de la cuenta a los principiantes. Después de un día agotador esquiando y haciendo hiking, nos fuimos para la siguiente y última cottage.

Y cuando parecía que nada podía mejorar, esa misma noche... ¡aurora boreal sobre nosotros! No nos tocó una tan espectacular como las que suelen salir en las fotos, pero allí estuvo durantes varias horas retorciéndose. Sólo éso ya hizo que el viaje a Laponia mereciera la pena, porque en principio no había muchas probabilidades de ver una aurora boreal durante nuestro viaje, por aquello de que depende de muchos factores. Impresionante.

Para acabar, el último día nos fuimos al parque nacional de Pallas a dar una vuelta durante un rato, y fuimos de vuelta a Rovaniemi para coger el tren de vuelta a casa, eso sí, con una historia de narcotráfico delante nuestro en el vagón del tren. Historia muy larga de contar, así que me abstendré.

En definitiva, uno de los mejores viajes del Eramus, si no el mejor junto con el que hicimos en Octubre a Riga, aunque como experiencia, Laponia queda sin lugar a dudas en primera posición. Por último, aquí yo hundido en un metro de nieve.



Laponia


Llevo mucho sin escribir porque de miércoles hasta ayer mismo, estuvimos de viaje por Laponia. Los viajeros esta vez fuimos Joséphine, Julie y un amigo suyo, Petar, Banis, Carlos, Juande y yo. El viaje fue totalmente organizado por Joséphine y Julie, y puedo decir y digo que lo montaron estupendamente. El recorrido que seguimos en el viaje fue el que sigue:

Como indica el mapa, primero cogimos un tren desde Lappeenranta (A) hasta Rovaniemi (B), en el que nos tiramos una noche entera hasta que llegamos. Después de varias formalidades en Rovaniemi, había que irse hasta Pello (C), donde estaba nuestra primera cottage y en la que pasaríamos la noche del jueves al viernes. El viernes teníamos organizado un safari de huskys por la zona, para luego irnos a la siguiente cottage, que estaría en la región de Kittilä (D). Pasada allí la noche, al día siguiente estaba planeado esquiar en el resort de Levi, que estaba cerca de la cottage, y luego ir a la siguiente y última cottage del viaje, en la región de Enontekiö. Esa sería nuestra última noche por Laponia, porque al día siguiente iríamos al parque nacional Pallas, para luego por la noche coger el tren de vuelta a Lappeenranta. En el siguiente post, el desarrollo del viaje.

martes, 17 de marzo de 2009

Cross-country ski

Antes de que desapareciera toda la nieve, nos decidimos a hacer cross-country ski por Lap, por eso de decir a la vuelta "yo en Finlandia hice cross-country ski". Y así fue. La ruta no era en principio muy complicada, principalmente porque consistía en ir desde la universidad hasta Karanko, bordeando el lago. La diferencia principal entre ski y cross-country ski consiste, esencialmente, en ir campo a través con los esquíes puestos, preparados para caminar. Otra diferencia que yo esperaba era que me cayera menos que haciendo ski normal, pero realmente estaba equivocado, sobre todo porque soy especialista en perder el equilibro en los primeros momentos de ponerme algo en los pies, sean patines o esquíes. A esto hay que sumlare el que subir ciertas cuestas se hacía misión imposible debido a resbalones incontrolables, e ir cuesta abajo imponía, ya que el peligro de dejar el contorno de tu cara dibujado en un árbol era elevado.


Los protagonistas de la hazaña de hoy, aquí presentes:



domingo, 8 de marzo de 2009

De lo que por aquí acontece

Se suceden los días y los días, y ayer mismo me di cuenta de que han pasado ya dos meses desde que llegué a Finlandia este semestre, quedándome ahora mismo otros dos meses y medio para marcharme de aquí. Sin llegar a convertirse en rutina, pasan las semanas a base de ir los miércoles al Giggling, los viernes a alguna sala común de fiesta y los sábados al Diva (y su correspondiente Rulla Kebab después). A todo esto se le suma el campeonato semanal de mus los lunes, sesiones de cine en mi sofá alguna noche que otra (mucha gente se ha caído de esta práctica para pasarse a jugar a Counter Strikes masivos), o patinaje asiduo en le campo de fútbol de Karanko y excepcionalmente en Rusko. Con respecto a esto último, algunos ya hemos alcanzado el nivel de "masters", con lo que en breves subiré testimonio de nuestras nuevas destrezas sobre el hielo.

Nuestra vida en la universidad sigue su curso, soporífera, aunque habitualmente menos de lo que es en España. Quizá lo haya dicho ya alguna vez, pero este semestre no tiene comparación alguna con el anterior, por eso de que no hay semana en la que no haya algo que hacer: práctica de Pattern Recognition los martes que nos traen de cabeza todas las semanas, trabajos semanales de Introduction to Machine Vision, o tareas de alemán entre otras cosas (esto último no me cuesta trabajo que me gusta). Menos mal que de estos quehaceres diarios en la universidad nos distraen los visionados a lo grande de LOST cada jueves, y digo a lo grande por eso de que nos metemos en el auditorio de la Student Union y vemos el capítulo en pantalla de cine. Antológico. Lo único malo de esto es que saca el lado más friki y motivado de los más fans de LOST, derritiendo cerebros que acaban pariendo ideas absurdas que no reproduciré aquí (Banis y sus osos polares...).

Por lo demás, ha comenzado el deshielo en Finlandia: la nieve de las calles se derrite para dejar paso a un molesto barro que te pone hasta el cuello de porquería, y con mala suerte hace que la gente se resbale y acabe hecha un cristo. La máxima ha dejado de estar siempre bajo 0, ahora simplemente es un triste +1, y se puede ir ligero de ropa de un piso a otro de Karanko, o simplemente bajar con bañador y toalla a la sauna. Hablando de sauna, mi cuerpo ha dicho hace poco "hasta aquí hemos llegado de sauna" y me asbtengo de pisarla hasta nuevo aviso. Todo esto es, en parte, culpa de algunos fineses, que cuando ven que nos hemos reunido en la sauna más de tres, echan varios litros de agua sobre las piedras para que el sitio alcance fácilmente más de 100 grados, y así echarnos: la piel queda a punto de derretirse, el pelo se te pone casi en llamas, y hay que dejar de respirar si uno no quiere fundir sus bronquios. Esto normalmente hace que tenga que salir de la sauna, ya definitivamente convertido en un desecho humano.

En cuanto al resto, esta semana será dura: se juntan varios reports, practical assignments, y un delicioso examen el viernes en la que me juego 5 créditos ECTS. Suerte que a la vuelta de la esquina haya un viaje a Laponia montado, y próximamente otro viaje destroy a Estocolmo y Vilnius, con vuelta a la mítica Riga, que tantas historias nuestras conoce y se calla.

En breves, más y mejor

jueves, 5 de marzo de 2009

Hasta luego Lucas

Ayer miércoles fue un día triste para los muchos Erasmus que por aquí rondamos, porque se nos iba el suizo más internacional que ha conocido Finlandia en mucho tiempo. Con este motivo, había que hacer algo especial, con lo cual organizamos una fiesta de sorpresa. El procedimiento era sencillo: había que estar en la sala común de Karanko a las 20:30, 20:45 como tarde, y cada uno hacerse la "Lucas-mask" con una gomita y una gigante foto de Lucas. A Lucas le dijimos que había cena en mi casa en plan tranquis, pero el problema era que Lara le llevara a la sala común, ya que lo de "ah, por cierto, vamos a la sala común a propósito de nada" podría dar pie a pensar que iba a pasar algo. Sin embargo, dentro de Lucas todavía vive un niño de 13 años, sigue siendo un alma inocente, con lo cual por su cabeza no pasó ninguna sospecha, y fue llevado a la sala común por Lara sin hacer ninguna clase de pregunta (eso decía él después al menos). En la foto, Lucas recién llegado.

En esta clase de fiestas sorpresas siempre escasea la comida, y ésta vez no iba a ser distinto. Por eso hoy quiero hacer mención especial a la tortilla de Mario, que fue la primera que ha hecho en su vida (enhorabuena Mario, era un tortilla muy poco aceitosa). Ayer yo no cociné, ya que se ha demostrado que hay varios que pueden hacerlas mejor que yo, así que me abstengo de hacer ninguna más a no ser que se me suplique. Vuelta a Lucas, se nos marcha, pero vuelve dentro de un mes para Wappu, con lo cual tampoco nos dará tiempo para echarle de menos, y además en Junio viene una semana a Madrid.

Hasta luego Lucas!