
Detalles aparte, la visita de
Manu por
Finlandia ha consistido en enseñarle lo más destacado de este gran país: llegado un miércoles, no podía faltar el llevarle a una
sauna, y a una noche de
GIGGLING MARLIN por
Lappeenranta... lástima que alguien ese día se la enganchara
super gorda y no pudiera disfrutar mucho de la noche. Al día siguiente, vuelta por el lago helado, al cual le quedan las horas contadas porque
Finlandia ya vive sólo en temperaturas sobre 0, cada día hace menos frío que el anterior, fundamentalmente facilitado por la exagerada cantidad de horas de sol que tenemos, más si cabe después del cambio de hora. Visto el lago, vuelta por los alrededores de
Karanko, y por la noche fiesta de disfraces para irse de nuevo al
Giggling. La temática de la fiesta esa noche era "Fiesta de Primavera" así apodada por
Heini Arola, en la que había que vestir motivos
hawaianos y veraniegos, lo cual muy poco o nada tiene que ver con una fiesta de primavera. Cosas de fineses, como siempre.

Llegó el viernes, y
Manu no podía irse de
Finlandia sin haber pisado
Helsinki y su fiesta nocturna. Con lo cual, previo encuentro con Maño y su hermana, recién llegada de España para visitar a su "pequeño hermano mayor", me ocupé de coger las riendas del grupo y hacer un
mini tour nocturno por
Helsinki, ya que ostento el
récord de número de visitas a
Helsinki en toda
Finlandia. y probablemente en Europa y por extensión en el mundo entero. Por la noche, pimple en el
hotel sin personal administrativo ni de ninguna clase (así lo llamo yo), y luego al
Sauna Caliente, una famosa discoteca de
Helsinki muy al estilo Palacio de
Gaviria, sólo que sin ser cutre. Resaltar de esa noche muchas cosas, entre ellas, que al final la discoteca resultó ser el escondite de los negros de toda
Finlandia. Los negros dan mucho juego para espectáculos nocturnos, así que al final acabó siendo una noche
chic-
underground (no sé si esto último significa algo).

Al día siguiente, escapé de
Helsinki a las siete de la mañana para venirme a
Lappeenranta, mientras el resto del personal se quedaba haciendo otro
tour por
Helsinki, con lo cual tampoco me acabaría perdiendo mucho. Por los demás días, se sucedieron varias sesiones de cine nocturnas como la A17 llevaba tiempo sin ver, aunque este cuatrimestre sean mucho menos
multitudinarias. Por último, le dí otra vuelta
turística a
Manu por
Lappeenranta. La verdad es que probablemente en
Viena haya más que ver que en
Lappeenranta, pero aún así a cualquier sitio se le puede sacar jugo, y eso hice. Acabé gratamente sorprendido porque otra visita MÁS por
Lappeenranta me sirvió para descubrir sitios que no conocía, por ejemplo, la iglesia ortodoxa de
Lappeenranta, que ya no es ortodoxa sino que es otra cosa, quizá luterana, quizá no... y quizá ya no sea ni siquiera una iglesia, por reducción al absurdo. Por supuesto, no faltó otra
visita a la universidad, que es lo mejor que hay en
Lappeenranta y con mucho, después del
Giggling Marlin por supuesto, mejorando lo presente. A
Manu también le dio tiempo a saborear la carne de reno con su mermelada de frutas silvestres, plato típico finés. Todavía no sé qué le pareció.
Así que nada
Manu, gracias por venir, y si eso te vuelves el mes que viene y te traes a alguien.
