domingo, 8 de marzo de 2009

De lo que por aquí acontece

Se suceden los días y los días, y ayer mismo me di cuenta de que han pasado ya dos meses desde que llegué a Finlandia este semestre, quedándome ahora mismo otros dos meses y medio para marcharme de aquí. Sin llegar a convertirse en rutina, pasan las semanas a base de ir los miércoles al Giggling, los viernes a alguna sala común de fiesta y los sábados al Diva (y su correspondiente Rulla Kebab después). A todo esto se le suma el campeonato semanal de mus los lunes, sesiones de cine en mi sofá alguna noche que otra (mucha gente se ha caído de esta práctica para pasarse a jugar a Counter Strikes masivos), o patinaje asiduo en le campo de fútbol de Karanko y excepcionalmente en Rusko. Con respecto a esto último, algunos ya hemos alcanzado el nivel de "masters", con lo que en breves subiré testimonio de nuestras nuevas destrezas sobre el hielo.

Nuestra vida en la universidad sigue su curso, soporífera, aunque habitualmente menos de lo que es en España. Quizá lo haya dicho ya alguna vez, pero este semestre no tiene comparación alguna con el anterior, por eso de que no hay semana en la que no haya algo que hacer: práctica de Pattern Recognition los martes que nos traen de cabeza todas las semanas, trabajos semanales de Introduction to Machine Vision, o tareas de alemán entre otras cosas (esto último no me cuesta trabajo que me gusta). Menos mal que de estos quehaceres diarios en la universidad nos distraen los visionados a lo grande de LOST cada jueves, y digo a lo grande por eso de que nos metemos en el auditorio de la Student Union y vemos el capítulo en pantalla de cine. Antológico. Lo único malo de esto es que saca el lado más friki y motivado de los más fans de LOST, derritiendo cerebros que acaban pariendo ideas absurdas que no reproduciré aquí (Banis y sus osos polares...).

Por lo demás, ha comenzado el deshielo en Finlandia: la nieve de las calles se derrite para dejar paso a un molesto barro que te pone hasta el cuello de porquería, y con mala suerte hace que la gente se resbale y acabe hecha un cristo. La máxima ha dejado de estar siempre bajo 0, ahora simplemente es un triste +1, y se puede ir ligero de ropa de un piso a otro de Karanko, o simplemente bajar con bañador y toalla a la sauna. Hablando de sauna, mi cuerpo ha dicho hace poco "hasta aquí hemos llegado de sauna" y me asbtengo de pisarla hasta nuevo aviso. Todo esto es, en parte, culpa de algunos fineses, que cuando ven que nos hemos reunido en la sauna más de tres, echan varios litros de agua sobre las piedras para que el sitio alcance fácilmente más de 100 grados, y así echarnos: la piel queda a punto de derretirse, el pelo se te pone casi en llamas, y hay que dejar de respirar si uno no quiere fundir sus bronquios. Esto normalmente hace que tenga que salir de la sauna, ya definitivamente convertido en un desecho humano.

En cuanto al resto, esta semana será dura: se juntan varios reports, practical assignments, y un delicioso examen el viernes en la que me juego 5 créditos ECTS. Suerte que a la vuelta de la esquina haya un viaje a Laponia montado, y próximamente otro viaje destroy a Estocolmo y Vilnius, con vuelta a la mítica Riga, que tantas historias nuestras conoce y se calla.

En breves, más y mejor

1 comentarios:

Anónimo dijo...

al final no hay viaje a Estocolmo q la gente se ha cabreado