martes, 26 de mayo de 2009

Fin de la aventura

Lo que empezó como una experiencia totalmente nueva en Agosto del año pasado, acabó ayer mismo al llegar a España, y más en concreto, al escribir la última entrada de este blog. Después de 24 horas de viaje con Alen, estoy de vuelta ya en Madrid. Como dirían los franceses, partir es morir un poco; volver, en cambio, es morir un mucho.

Aunque ya lo hago, echaré de menos esas pequeñas cosas que han hecho que este año en Finlandia haya sido uno de los mejores de mi vida, si no el mejor. Las diarias reuniones en la student, los visionados de LOST en el auditorio, el camino en bici a la facultad, las visitas al Prisma o al Valintatalo, las confidencias, los rumores, el "¡nievaaaa!" de Noviembre y el "a ver si desaparece esta mierda blanca de una vez" de abril, el "yo soy candela, soy una llamará", las clases de salsa con Magali, el "todas las mujeres" que tanto oímos en Laponia, las coñas con Mister Azar, los predrinking en casa de Annegret y Annegret en general, las cenas del mus, las bromas con la A17, el rula kebab de los sábados, el montarse la fiesta en casa de alguien en vez de ir al giggling, de los ratos en el piso de arriba de la kirjasto, el politono cavernario del móvil de Alen, el british accent, las coñas con los mohinder y los chamanes, las noches de cine en mi casa, los "¡inventer!", las tonterías en esas tardes de patinaje, esos míticos vídeos que nunca olvidaré como el de tocinete de benicarló, la máquina de la verdad de Leticia Sabater, o Harry Potter bananero, y en general, tener siempre algo que hacer con alguien a cualquier hora del día, además de tantos pequeños detalles que han hecho de estos meses algo inolvidable.

Si alguna vez tuve dudas, pedir este año el Erasmus a Lappeenranta ha sido una de las mejores decisiones que he tomado nunca, y desde aquí animo a todo el mundo a que haga lo mismo que yo hice, porque el no hacerlo significa quedarse en lo de siempre, en la rutina. Me ha servido para conocer gente de todos lados, conocer mundo, y en parte para conocerme a mí mismo. Me gusta imaginar cómo hubieran sido no dos semestres en Lappeenranta, sino diez, toda una etapa universitaria, con todos los amigos que aquí hice. Entonces sí podría decirse que la universidad sería la mejor etapa de la vida de alguien, sin ninguna duda.

Una vez pisado suelo español, ya echo de menos todo lo que allí he vivido, y siento envidia sana por los que siguen todavía allí, a pesar de que vuelvan esta semana a más tardar. Sin embargo, sé que a la mayoría de ellos los seguiré viendo, y a los que más me importan, con mucha frecuencia, aunque tenga que viajar a Szecin, Aachen, Hamburgo, San Petersburgo, Porto, París, Japón, Suiza y tantos sitios. Y por supuesto, por toda España, porque volver a estar sin todo el spanish team de nuevo se me hace impensable. Ha sido un placer el haberos conocido, gracias por todo.

Y con esto cierro este blog, que tantos momentos me ha dado y espero os haya dado a vosotros este año. Lo hice como un diario de este Erasmus que pudiera leer dentro de mucho tiempo para acordarme de todo lo que aquí hice, y espero que así haya quedado. Me alegra saber que en ocasiones hice pasar un buen rato a los que (aunque quizá por accidente) os pasabais por aquí.

Gracias por haberme hecho pasar este año como lo he pasado. Os deseo lo mejor.


1 comentarios:

banisete dijo...

lagrimilla, echandoos a todos de menos aqui solo en finlandia...gracias por estos meses de verdad