Ayer me tocó cumplir 23 años, y aún cumpliéndolos en el peor día de la semana, oséase un lunes, acabó siendo un gran día.
Primero, clase de alemán a las 12 de la mañana, durante dos ricas horas, comida en la Student con toda la gente... y luego a cocinar como un negro (no offense) para la cena. Como siempre, los cálculos para una serie de asistentes indeterminado nunca pueden salir bien, así que puedes elegir o por quedarte justo, o pasarte. En mi caso, opté por la segunda. Ventajas: nadie queda con hambre. Desventajas: el personal muere de dolor ante la posibilidad de que su estómago explote en cualquier momento.
El menú, muy elaborado: de entrantes, ensalada de pasta hecha por Juande y Maño, Lasagna hecha por Josephine, y dos quiches de bacon y queso hechas por mí. No habíamos terminado los entrantes, y ya estábamos todos llenos. Sin embargo, había que hacer hueco: cuatro kilos de carne al horno con su salsita, hecha por Sevilla, acabaron por exterminar la capacidad digestiva de nuestros estómagos. Y de postre... tartas de chocolate y de pera hechas por Lara y Julie, con velitas y todo. Además, Mario en su contínuo afán de protagonismo, se dejó caer por mi casa a modo de sorpresa, recién llegado de España.
Este viernes toca celebrarlo a lo grande con la correspondiente fiesta, así que ya contaré.
En la foto, los asistentes a la cena:
Como he dicho en el título del post... MUCHAS GRACIAS PIPOL
PS: lo siento, Mohammed, pero el que el 90% del menú estuviera sacado de productos provenientes del cerdo no fue a propósito. Lamento que te quedaras con un poco de hambre.
PS2: de tanto que comimos, yo hoy no he podido desayunar y a duras penas comí. Leo afirma que él no pudo dormirse hasta las 4 de la mañana de todo lo que comió.
PS3: Alen idiota, qué haces en España el día de mi cumpleaños
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