Hoy la novedad entró en nuestras vidas, y muy en particular en la mía, porque nos hemos ido a hacer una cosa que no habíamos hecho nunca desde que llegamos: esquiar. La universidad organizaba un viaje a unas pistas de esquí que están a menos de una hora de Lappeenranta. Por el módico precio de 10 euros podías entrar a la pista, y por el forfait (me encanta la palabra) te cobraban 8€, cosa que en España vale 45€. Con lo cual, por 18 euros, podías estar esquiando 3 horas tranquilamente.
De momento, lo mejor que he hecho desde que llegué a Finlandia este semestre, junto con el patinaje. Sin embargo, y siendo la primera vez que esquío en mi vida, la experiencia ha resultado mucho más gratificante que mi primer día patinando. Después de comerme alguna valla y caerme cuesta abajo con peligro real de partirme una pierna, mis destrezas como esquiador novel han mejorado notablemente gracias a la amable ayuda de una tutora finesa que venía con nosotros. Me ha enseñado lo único que necesitaba saber para cualquier deporte de hielo/nieve: frenar. Con el freno, uno puede hacer lo que le dé la gana sin miedo a acabar de lleno en el bosque o trasquilar a alguien accidentalmente.
Gran día éste. A la vuelta, nos pasamos por el cumpleaños de Bea para rematar, y de paso comer algo de gratis. El próximo miércoles habrá otra excursión a esquiar organizada por la Student, así que prometo volver.
0 comentarios:
Publicar un comentario