domingo, 19 de abril de 2009

Aventuras en Manhattan

Comenzado el Wappu, comenzadas las locuras que con él van de comparsa. Llegados Jordi y Maite, tocaba por ser miércoles irse al Giggling Marlin, previa fiesta en Teknologiapuistonkatu (idioma endemoniado el finés, cuesta escribir el nombre de una triste calle). El motivo de irse a Teknologia fue que Bea amablemente hacía una paella acompañada de varias tortillas de patata, plato muy socorrido éste cuando uno no quiere aparecer con las manos vacías, y para que no te tachen de cara o sinvergüenza. Cenados y bebidos, marchamos en bicicleta al Giggling, lo cual hacen seis kilómetros (o más) de recorrido, y por ende aumentan las probabilidades de accidentes.

Y así fue. Bajando la cuesta de la universidad, yo caí estrepitosamente al suelo, me dí con toda la cabeza en el duro cemento, y me rompí una rótula y el peroné en tres trozos (estas dos últimas cosas se demostró después que eran mentira, estoy como una rosa, pero al momento pareció eso), quedando mi abrigo roto y mis pantalones llenos de barro y fango, también rotos. Estando en el suelo malherido, se me acercó un finés que paseaba a su perro, y mientras éste último olfateaba mis pies, el finés me preguntó que si quería algo de beber. Cosas de fineses. Más tarde, Mario apareció con medio cuerpo descosido afirmando que también se había caído, aunque no hay testigos de semejante cosa. Retomando la marcha Mario y yo en soledad, nos encontramos a Juande en medio del campo con su bici, y nosotros inocentemente le pasamos, con un amable "¡venga, arranca!". Pasarían unos segundos hasta que nos volviera a adelantar a Mario y a mí, y desapariera en la lejanía al grito de "Os espero, no me esperais, que os den por culo".

No había terminado la noche, porque una vez saliéramos algunos del Giggling y otros del Diva, nos enteramos al llegar a Karanko de que había un español preso en la cárcel, otro con la cara como un higo, y todos identificados y apuntados en las listas de la "loca academia de policía", encargada de que el orden prime en Lappeenranta.

Muy graciosa la noche. Allí me las den todas. Por cierto, que el post reciba este curioso nombre fue idea de Mario, que me lo pidió expresamente a la vez que chillaba "tengo tanto dolor que mataría a un tío" mientras daba un sprint con su bici.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jaja, kien fue esta vez el q fue a la carcel?como la liais,eh?
besitos.alba

Anónimo dijo...

mu rica la noche, recuerdo tambien el juramento de los hijos del jazzfusion (tirita, boton y snake)a ver si esta semana vamos al gm again y nos lo pasamos igual!!!