jueves, 16 de abril de 2009

Estocolmo

Mucho tiempo sin escribir, ciertos acontecimientos en mi vida, en este caso un viaje, hacen que este diario se vuelva irregular y poco fluido. Pero cada vez que escribo, sé que sacio vuestras mentes, haciendoos aguantar unos días más.


Estocolmo. Ciudad señorial. Ciudad a la que irse a vivir una temporada. No fue un viaje largo, ya que salimos un sábado a las cinco de la tarde de Helsinki, para llegar al día siguiente a Estocolmo a las diez de la mañana, cogiendo el famoso "love boat" (comúnmente conocido como fucking boat, aunque todos los barcos que hacen esa ruta son denominados de esta manera). Historias sombrías en el barco aparte, entendiendo por sombrías la clase de historias que sólo el que las vive conoce y se niega a contar a los demás, todos esos viajes son ociosos y chanantes debido a un oportunamente colocado "tax-free" en alguna parte del barco. Ésto último quiere decir que la gente va a la tienda a dejarse los dineros en alcohol, y así acaba el barco, lleno de pedofas. Digno de ver y vivir. En la foto y por su orden, Sevilla, Javi, Mario, yo mismo, Juanmi, Banis, Leo y Juande, los que fuimos al viaje, con Sandra que nos hizo la foto.

Llegados a Estocolmo, y solucionados los problemas con el hostal, dirigimos los pasos hacian Gamla Stan, que es como se llama la isla en la que se encuentra el casco antiguo, y la mitad de cosas que hay que ver, como por ejemplo el Palacio Real, la catedral o Västerlanggatan, calle de tiendas más popular de Estocolmo, aunque sean casi todas de souvenirs.


Tuvimos la suerte de ver el cambio de guardia entero en el Palacio Real, aunque fuera algo que no esperáramos ya que llegamos a la una de tarde, cuando estaba programado para el mediodía. No fue otra cosa sino el cambio de guardia el que me hizo pensar que Suecia sí fue un país poderoso en su tiempo (a diferencia de nuestra ahora floreciente Finlandia), y Estocolmo una de las más elegantes ciudades que yo haya visitado en muchos años. Fue ésto lo que le faltó a San Petersburgo, el señorío. Después de comer, fuimos a visitar el ayuntamiento, el gran proyecto arquitectónico del siglo pasado en Estocolmo, y que acabó siendo lo que más me gustó.

Dejando a un lado el resto de detalles de la parte cultural de la visita, por la noche algunos nos decidimos a salir, aunque fuera domingo. A pesar de las malas predicciones de fiesta un domingo en Estocolmo, encontramos sin ninguna dificultad dos discotecas abiertas, eligiendo al final la más barata: 11€. La otra eran 16€. Ya había oído que Estocolmo de noche se vuelve Finlandia, es decir, caro. Debe ser que en los países nórdicos son mucho de apartheid, porque, como en Helsinki, las discotecas tienen su reducto negro, es decir, una sala llena de "personas de color" con sus correspondiente DJ's malotes y de color también. Todo muy étnico.

Estocolmo ha sido con San Petersburgo la ciudad que más me ha gustado este año, aunque a Estocolmo me iría a vivir, y a San Petersburgo no. Marca la diferencia. Intuyo que la crisis debe haberse acabado, ya que nos hemos encontrado en Estocolmo a media España de vacaciones. No es difícil reconocer a turistas españoles al uso fuera de sus fronteras, simplemente hay que distinguir a las personas que hablan a voces por la calle. Todo el griterío siempre sale de vacaciones, es una cosa que nunca me pude explicar. Vergonzante.

Por cierto, en Estocolmo fue la segunda vez que me puse en manga corta este año. La primera vez fue en Finlandia, un fin de semana de Agosto. La segunda, como digo, en Estocolmo, con unos deliciosos 15 grados y un sol muy rico, que nos sentaron como gloria bendita. En Finlandia, en cambio, nos cuesta pasar los 3 grados, y además mañana nieva.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

se te ha olvidado comentar brevemente la historia del murcielago australiano q le mordio una noche del barco al barbacas, pero esta bien. Destacar los desayunos mu ricos.
Por cierto me debes un montaje de muebles en tu casa de Estocolmo y una habitacion para mi