Eso es. Ya leisteis hace días que aquí había nevado una noche de sorpresa, y algo de nieve había cuajado. Pues bien, tanto nevó la noche siguiente a aquella, que Lappeenranta amaneció esa mañana blanca como la leche, y desde así sigue y seguirá hasta marzo según las previsiones.
Karanko amaneció nevado como podeis ver en la foto, regalándonos oportunas pendientes por las que deslizarnos con mi recién comprado trineo.
Sin embargo, la nieve, siendo como es tan blanca, frágil e inocente, esconde tras esta máscara de bondad una faceta destructora. Su primera víctima, mi bicicleta, y por ende, mi bolsillo: me levanté una de estas mañanas para ir a la yliopisto, y mi rueda delantera no giraba porque
Por último, aquí dejo testimonio de los primeros bolazos de nieve con Alen, que se suceden con estratosférica frecuencia desde hace dos días. Y así seguiremos.
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