lunes, 22 de septiembre de 2008

Helsinki II

Lo de dividir el post se veía venir, que tanta cosa no cabe sólo en uno.

Levantados todos el sábado por la mañana, y ante la atónita mirada de los presentes al ver en su esplendor las heridas en mi cara de la noche anterior (habían ido a más) nos dirigimos a coger el barco a Suomenlinna, que en finés significa "castillo finlandés".

Suomenlinna está formada por seis islas conectadas por puentes. Entre todas ellas forman una fortaleza, que en su día sirvió como protección frente a los rusos. Y es que los rusos llevan dando la lata a los pobres fineses desde tiempos inmemoriales. Cosas que ver en Suomenlinna, pues por ejemplo un submarino que hay por allí tirado y que podeis ver en la foto. Os ruego disculpeis al pobre Jordi, que de vez en cuando le da por salir soso en fotos que pudieran acabar siendo cachondas.

Otra cosa no, pero cañones a izquierda y derecha había por todos lados. De ahí que los rusos le cogieran miedo al sitio.


Ya de vuelta en Helsinki y después de haber visitado un buffet libre de pizza (9 euros, no estaba mal de precio para ser lo que es esto), volvimos de nuevo a la catedral protestante por eso de que yo no me quedara sin verla, después de que me cerraran la puerta en mis narices literalmente. Al final tampoco mereció la pena ya que, como yo ya me temía, los protestantes son sosos decorando iglesias, por eso de que son protestantes. Mucho banco para rezar, estatua de Lutero (que no falte), paredes desnudas, y poco más. Más tarde, de compras y último paseo con pachorra por Helsingfors (Helsinki en sueco), que quedó visto para sentencia en dos días.

A las seis de la tarde, vuelta para Lappeenranta. Yo con mis heridas que no se habían curardo ese día (era de esperar). De hecho, por aquí ya me dicen que tengo para dos semanas, y que, mientras tanto, seré motivo de mofa y burla durante algunos días. Ya me he ganado el apodo de "dos caras" o "two-face". En unas semanas me llamarán "scar-face".

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